Limpiando de forma natural

Estamos siendo conscientes de que nuestro cuerpo, el vehículo que utiliza nuestra conciencia para interactuar con este mundo, es como un templo sagrado. Todo lo que entra en él, debe ser beneficioso o, de lo contrario, puede desarrollar la enfermedad.

Mira las plantas, que absorben la luz, el agua y los nutrientes de la tierra. Su cuerpo se desarrolla desde una semilla inerte hasta un esplendoroso ser vivo. Esto sería imposible si absorbiera tóxicos. Moriría al poco tiempo.

Los tóxicos son esos elementos que nuestro cuerpo rechaza o no sabe cómo procesar. Durante los últimos años, el hombre ha creado una infinidad de compuestos. Lo peor es que estos tóxicos están muy bien disfrazados para que el cuerpo no los reconozca. El olor a pino de un ambientador parece muy fresco y natural pero, mientras nuestra mente se siente a gusto, nuestros bronquios y nuestra sangre libran una batalla interna para luchar contra todos esos componentes sintéticos.

He observado en algunas personas una obsesión por estar en un ambiente "limpio", pero con limpio entienden "sin polvo y cargado de químicos". Tienen miedo al polvo como si fuera origen de enfermedades, y saturan el entorno de ambientadores artificiales, como si el olor natural de las cosas no fuera suficiente. Estar en un ambiente estéril no es sinónimo de salud, sino que es sinónimo de "sin vida microscópica", algo antinatural en este planeta.

Total, que hemos sustituido todos los productos químicos de limpieza por una receta tan sencilla como agua, vinagre y esencia de menta. Va muy bien y además estoy recuperando el olfato.