4 sept 2012

Dejando de ver el telediario


¿Dejarías que un señor con traje y corbata entrara en tu casa y empezara a contarte malas noticias de gente que no conoces, enseñándote fotos desagradables y haciendo hincapié en los detalles más escabrosos? ¿Dejarías que ese señor comparara tu vida con lo que considera que es normal o exitoso? ¿Permitirías que siguiera hablándote mientras tratas de comer tranquilamente o que te susurrara al oído detalles sobre muertes, guerras y masacres mientras tú tratas de dormir?

Nosotros tampoco, por eso ya no vemos el telediario.

Algunos podrían pensar: "hay que estar informado de lo que ocurre en el mundo". Pues entonces definitivamente no veas el telediario, porque es desinformativo y manipulador, ya que ofrece una versión sesgada e interesada de las cosas. Su contenido tiene como fuente las agencias, las cuales generan las noticias según las demandas de las corporaciones e instituciones, cuyo cometido no es informar, sino ganar dinero o poder.

Realmente, el telediario es todavía parte de la publicidad de la cadena. ¿Crees que todo lo que dicen los anuncios es cierto? La verdad nunca es interesada y nunca viene del exterior, sino de uno mismo.

¿Entonces cómo nos informamos? Pues de múltiples fuentes de Internet y luego sacando nuestras propias conclusiones. Eso sí, cuando nosotros queremos, no en determinado horario y ni de forma pasiva. ¿El resultado después de dos años sin ver telediario? Estamos más optimistas, más relajados, y más centrados en lo que somos, en lo que nos importa realmente y en cómo conseguirlo.

2 comentarios:

  1. Llevo ya tres años sin ver telediarios ni leer periódicos. Me sigo enterando de las cosos que pasan en el mundo pero de una forma más natural, sin que me las metan con un embudo en la cabeza. Puedo decir que el nivel de ansiedad y estrés ha desaparecido, he dejado de preguntarme ¿qué será de nosotros en un futuro? Estoy feliz y dedicada a construir mi mundo con paz, equilibrio y mucha conciencia de mí y de mi entorno

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    1. Me alegro mucho de que esa desconexión te haya proporcionado más felicidad y tranquilidad, Araceli. Cada vez somos más. Un abrazo fuerte!

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